Roogelio Marcial
Andamos como andamos porque somos como somos. Culturas juveniles en Guadalajara
Zapopan: El Colegio de Jalisco. 2006. 300 p.
Andamos como andamos porque somos como somos es un libro sobre la experiencia social y cultural de diversos grupos de jóvenes en la ciudad de Guadalajara, que han asumido el reto de construir sus identidades en espacios donde reivindican su derecho a la libertad de convivencia, movilidad y diversión. Es, como dice el testimonio de un joven skinhead tapatío, un libro sobre aquellos jóvenes que “Tenemos presencia en la calle, somos militantes callejeros, pretendemos crecer no hacia dentro de la izquierda, sino hacia dentro de la juventud”
El tema del libro es de una actualidad pertinente y urgente para su debate: la relación entre las culturas juveniles y la construcción de sociedades democráticas. Rogelio Marcial al referirse en plural a las juventudes no lo hace por un formalismo gramatical sino por una posición teórica crítica de los enfoques que reducen con el término de “juventud” y “juvenil” lo que son realidades diversas de personas que durante un trayecto de su vida tienen diferentes colocaciones para andar en el mundo y afirmarse en él.
Los jóvenes a los que se refiere el libro son los que organizados a través de diversas relaciones grupales, ideologías y acciones han proyectado en la cultura significados alternativos de inclusión y convivencia social para resistirse al poder institucional encargado de vigilar, castigar y normalizar las conductas “juveniles”.
Es por esto que el otro ingrediente clave de la mirada que Rogelio Marcial propone de la diversidad juvenil es el de entender lo político en un contexto diferente al del anquilosado juego electoral y de los actores profesionales que lo desempeñan. La dimensión política, dirá Rogelio Marcial siguiendo a Hugo Zemelman, es también la conciencia que un individuo o un grupo tienen de la historicidad de su momento y de sus posibilidades de generar y realizar proyectos resolutivos de sus contradicciones inmediatas
Es así que la relación entre culturas juveniles y democracia es ubicada en el contexto de las experiencias donde algunos grupos de jóvenes han generado proyectos de diversificación cultural, entendida ésta en los siguientes términos: “Como diversidades culturales, cada grupo social debe tener las mismas posibilidades de manifestación y reproducción, importando no por el número de personas que lo componen sino por la presencia y su aportación cualitativa en la construcción de una sociedad. Los términos de mayoría y minoría(s) resultan imprecisos y peligrosamente antidemocráticos, especialmente hoy cuando los cambios vertiginosos evidencian claramente que las sociedades son móviles, dinámicas, cambiantes”
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